Durante el período de gran crecimiento de la caña de azúcar, desde noviembre a marzo, puede detectarse, en numerosas zonas cañeras de la provincia de Tucumán, la presencia de Mocis latipes, conocida como la “oruga cuarteadora”, que se alimenta de hojas de malezas como “pasto blanco” (Digitaria sanguinalis), “gramilla” (Cynodon dactylon) y “pasto ruso” (Sorghum halepense) y cultivos como la “caña de azúcar” (Saccharum officinarum).
El ataque se presenta en lotes donde los callejones, trochas, cabeceras de los surcos, fallas del cultivo y otras áreas marginales no cultivadas se encuentran muy enmalezadas. Estos sitios son los focos donde se desarrollan las primeras generaciones que dan origen a las grandes poblaciones de verano capaces de causar un considerable daño económico. Los ataques se realizan desde fines de noviembre con las primeras generaciones, llegando a un pico de ataque en el mes de enero y pueden producirse ataques esporádicos en el mes de marzo.
En ataques intensos en cañas adultas, la planta no muere sí la oruga no afecta el brote guía y mientras las condiciones ambientales le sean favorables para seguir con su normal crecimiento vegetativo. El daño mayor se presenta en plantas pequeñas que mueren al no reaccionar el brote guía. La recuperación del cañaveral es lenta, se observa una recuperación del área foliar, lo que no indica que se produzca el llenado y la elongación de los entrenudos. Esto lleva a confusión en los productores al pensar que se produjo una recuperación total de su cañaveral.
En la EEAOC se comprobó que los lotes con ataques intensos, comparados con otros no atacados, presentaron una disminución del crecimiento en altura de 27,5%, una reducción del número de entrenudos de 4,8% y de peso de 45,9%, estimándose una pérdida de 57,3% de azúcar por tonelada de caña.
Ante esta situación recordamos a los productores cañeros a no dejarse sorprender por la misma, para lo que se recomienda comenzar con los muestreos en sus campos en forma temprana.
El muestreo se debe realizar poniendo énfasis en las malezas susceptibles antes mencionadas, en los callejones, las trochas, las cabeceras de los surcos, las fallas del cultivo y otras áreas marginales no cultivadas. Al encontrar el daño en el cañaveral, no se debe buscar en la caña de azúcar, se debe buscar la presencia del gusano debajo de las malezas en la trocha del surco, y si se encuentran gusanos, proceder a evaluar la conveniencia o no de tomar las medidas de control correspondientes.
Una medida importante de control es mantener limpio los callejones y libre de malezas el surco, la trocha del cultivo y la cabecera del cultivo.
Control químico
En casos en los que se cuenten más de 17 orugas por metro lineal de cultivo, se deben realizar aplicaciones con insecticidas. En aplicaciones terrestres de Clorpirifos con una dosis de 600 cm3/ha con el agregado de 2 litros de aceite, Lambdacialotrina 5% 125 cm3/ha, Gammacialotrina 15 % 25 cm3/ha y Tiodicarb 80% 100 gr/ha.
Para obtener una máxima eficiencia, la aplicación debe hacerse en horario del atardecer, momento en el cual es mayor la exposición de la plaga, y con un volumen de caldo no inferior a los 150 litros por hectárea, para poder atravesar la maloja presente en el surco. En caso de aplicaciones aéreas 30 litros por hectárea en campos muy enmalezados y que no se pueda entrar por la altura del cañaveral.