La Eeaoc, Afinoa, Acnoa y empresas de la provincia realizaron una estimación. La merma de 18.000 ha, por erradicación o por manejo limitado, incidirá.
Para la nueva campaña citrícola (2023/24), en el noroeste argentino se espera una producción de limones cercana a la del año anterior. “La erradicación de casi 6.000 hectáreas durante la campaña pasada, más el manejo limitado a raíz de la falta de recursos -en algunos casos, abandono- de alrededor de 12.000 hectáreas debido a los malos resultados de la campaña anterior tendrán un peso importante en la producción final, pese a la compensación por la condiciones ambientales favorables de la campaña”, señaló Hernán Salas, director Asistente y Coordinador del Programa Citrus de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc).
Por iniciativa de la Asociación Citrícola del Noroeste Argentino (Acnoa), de la Eeaoc, de la Asociación Fitosanitaria del Noroeste Argentino (Afinoa) y de algunas empresas citrícolas del medio (Agroalianza, Argenti Lemon, Citromax, Citrusvil, FGF Trapani, Latin Lemon, Nideplus, Pablo Padilla, Paramérica, SA San Miguel, Veracruz, Yokavil, Ledesma, Zamora, Blázquez, La Moraleja y Vicente Trápani) se realizó por cuarta vez una estimación conjunta aproximada de la producción limonera de la provincia.
Según un estudio realizado por la sección Sensores Remotos y Sistemas de Información Geográfica (SIG) de la Eeaoc, Tucumán cuenta con unas 41.990 hectáreas netas (deducido un 9% aproximadamente por callejones, playas de cosecha y otras instalaciones) de limoneros de dos o más años de edad. Estas plantas están distribuidas equitativamente entre la zona norte, los departamentos de Burruyacú y Tafí Viejo y el resto en las zonas centro y sur. El estudio refleja que alrededor de un 34% de las explotaciones posee plantaciones con edades superiores a los 20 años mientras que el 66% restante posee plantaciones entre dos y 19 años (contra un 42% y el 58%, respectivamente, de la campaña pasada).
Asimismo, se infiere que Burruyacu es el departamento con mayor superficie plantada, mientras que los departamentos de Tafí Viejo, Yerba Buena y Lules son los que poseen mayor proporción de plantaciones viejas (mayores a 19 años) y menor tasa de renovación, ya que algunas tierras pasaron a ser de uso urbano.
Los especialistas analizaron diferentes imágenes satelitales y percibieron una respuesta espectral diferente en 11.250 hectáreas, coincidente con cuadros o con situaciones en las cuales el manejo del cultivo se vio resentido, debido a la falta -en distinto grado- de insumos y de labores. Estas explotaciones, al tener un manejo deficiente por tercer año consecutivo, tendrán un fuerte impacto negativo en su producción, tanto cuanti como cualitativamente. Asimismo, en estos lotes, el porcentaje de plantas con más de 20 años de edad es del 55% mientras que un 45% posee entre dos y 19 años.
Según Dardo Figueroa, de la sección Fruticultura de la Eeaoc, de la información aportada por las empresas se relevaron unas 18.800 hectáreas en Tucumán y unas 6.500 de Salta y de Jujuy. Estas pertenecen a las principales empresas del medio que, en su mayoría, producen con un nivel tecnológico adecuado.
De los datos de Tucumán se concluyó que algo más de un 50% de las plantaciones posee una marco convencional de plantación (de 200 a 340 plantas por hectárea); un 23% de plantación compacta -de 451 a 730 plantas por hectárea (pl/ha)- y el 27% restante, semicompactas (341 a 450 pl/ha). En Salta y en Jujuy, un 37% es en marco convencional; solo un 23% corresponde a las compactas y el 40% restante a semicompactas.
Asimismo, confirmaron que el portainjerto Fliyng Dragon (semienanizante) es el único utilizado en las plantaciones compactas, mientras que, Citrumelo 4475 es el más usado en los marcos convencionales y C35, 79 AC y 75 AB -estos dos, híbridos de la Eeaoc-, los más usados en plantaciones semicompactas.
Para la estimación, se tuvieron en cuenta las edades, combinaciones varietales, marcos de plantación, tipos de manejo y presencia o no de riego localizado. Por consiguiente, se infiere que esta superficie monitoreada, si bien constituye un número significativo de hectáreas, estas pertenecen a empresas que realizaron todas las tareas convencionales de manejo y representan parcialmente la situación general citrícola de la provincia.
Cabe precisar que la diferencia real entre una estimación y una medición es que en la primera se supone parte o toda la información necesaria para valorar, mientras que en la segunda se cuenta con toda la información necesaria.
Incógnita
Luego de los análisis realizados, la mayor incógnita la constituyen las 11.250 hectáreas en Tucumán y alrededor de 3.000 hectáreas de Salta y de Jujuy, que recibieron un manejo deficiente del cultivo y que, en la mayoría de los casos, se realizaron validaciones visuales para constatar su bajo nivel de producción.
A diferencia de la campaña anterior y como consecuencia de las condiciones ambientales favorables, durante la campaña 2023/24, los calibres serán los adecuados para el inicio de la campaña, según la sección Agrometeorología de la Eeaoc.
Para la estimación, teniendo en cuenta todos estos factores y de acuerdo a la información brindada por las empresas, sería probable esperar para Tucumán, una producción aproximada de 1.349.000 toneladas.
Será necesaria una nueva evaluación en junio, para comprobar la tendencia de la información relevada. Por otro lado, la información recibida de Salta y de Jujuy indica que la producción aportada por esta región sería aproximadamente de 350.000 toneladas, las que, sumadas a la estimación local, da una cifra probable de 1.699.000 toneladas para el NOA.
Cabe destacar que en estos totales, se encuentran también contabilizadas unas 130.000 toneladas provenientes de aquellas quintas con manejo deficiente, cuya cosecha será incierta hasta el final de la temporada.