El arranque del ciclo productivo 2021/2022 de los cañaverales, en septiembre pasado, ya evidenciaba una condición general de déficit hídrico que afectaba su crecimiento inicial, asociado con las escasas lluvias de mayo. Esta situación
también incidió negativamente en las nuevas plantaciones, en especial en las tardías y en las que no provenían de una rotación. Ya hay casos de descepe de lotes recién implantados por condiciones de suelo seco y por la menor calidad de la caña semilla utilizada, indicaron los técnicos del Subprograma Agronomía
de la Caña de Azúcar de la Eeaoc.
Además, durante estos primeros estadíos fenológicos del cultivo, y en gran parte del área cañera, se detectó la presencia de Elasmopalpus lignosellus, plaga que aparece en condiciones de quema del cañaveral y períodos secos.
Los daños afectaron entre el 25% y 80% de los brotes.
A partir de octubre hubo precipitaciones en el sur de la provincia, mientras que los cañaverales del norte todavía sufrían déficit hídrico. En noviembre, la situación comenzó a revertirse. Esto permitió realizar las labores de
fertilización y control de malezas en gran parte del área cañera.
Sin embargo, la escasez de lluvias volvió a agudizarse en diciembre, logrando sólo una recarga parcial de la disponibilidad de agua de los perfiles de suelo. En general, con excepción de los lotes que pudieron ser regados y de algunos de localidades piedemontanas, hacia fines de diciembre los cañaverales de toda la provincia mostraban un importante retraso fenológico y de crecimiento.
Esta condición general retrasó el cierre de los cultivos.
Si se normaliza el régimen hídrico y térmico, restarán 70 días de mejores
condiciones de crecimiento que los cañaverales