Recomendaciones generales para optimizar el control de malezas primaverales

Publicado en la Gaceta, Sábado  20 de noviembre de 2021

Los meses de noviembre y diciembre son el período crítico en el manejo de malezas en todos los cultivos, ya que es el momento del año donde se produce la mayor germinación de malezas anuales, así como un activo desarrollo de las perennes.Esto se da tanto en los cultivos perennes de caña de azúcar y citrus, donde se debe mantener las plantaciones establecidas libres de malezas, como en los cultivos estacionales de granos donde se deben preparar los lotes para llegar a siembra libres de malezas. En todos los casos es necesario mantenerlos así para que el cultivo se establezca, se desarrolle rápidamente y sea competitivo durante todo el ciclo productivo.

En la presente campaña se conjugan dos factores que pueden afectar seriamente el éxito en el manejo de malezas: un importante aumento en el precio general de los fitoterápicos, y una limitante en la disponibilidad de muchos principios activos de uso generalizado. A esto se podría sumar algunos pronósticos que indican la posible escasez de lluvias a partir de diciembre, como ocurrió en la campaña pasada. Esto nos obligará a hacer un uso mucho más eficiente de las herramientas que dispongamos. A continuación detallamos algunos aspectos relevantes que pueden ayudar a la hora de realizar los manejos de malezas en la presente campaña.

Tamaño de la maleza

En términos generales, el momento de mayor susceptibilidad de las malezas a los diferentes herbicidas se da desde el momento de su germinación hasta que alcanzan el estadío de 2 a 4 hojas verdaderas. En esta condición, la mayoría de los herbicidas serán efectivos sobre las malezas para las que fueron desarrollados, salvo que existan poblaciones con resistencia al herbicida utilizado o se trate de especies naturalmente tolerantes. Por ello, es fundamental en esta época realizar monitoreos periódicos de los lotes para identificar cuáles son las malezas propias del mismo, y en qué estadio de su desarrollo se encuentran. De éste modo, se podrá identificar cuáles son las más abundantes o de más difícil control, aspecto que deberá tenerse en cuenta al momento de seleccionar un herbicida, o mezcla de herbicidas, adecuados para su control. Esto también puede ser determinado en base a los registros que se dispongan de la campaña anterior, ya que sabemos que en general las malezas son características de cada lote. Aquellas que hayan logrado producir semillas en campañas anteriores, serán las que dominen en este ciclo, siempre que se den las condiciones ambientales necesarias para su desarrollo.

 

Dinámica de emergencia

Existen malezas primaverales  como el lecherón que nacen en un solo “pulso” de emergencia (poco común), mientras que la mayoría tienen numerosos pulsos, como por ejemplo los atacos (hasta 8 pulsos primavero-estivales), tupulo, echinochloa o eleusine. Esto determinará la necesidad de diferentes estrategias de control para las distintas camadas, aspecto que se debe tener muy en cuenta en la planificación. En general se requerirá tanto de manejos en post-emergencia en el momento del barbecho inicial, como del uso de residuales o post-emergentes que puedan cubrir las germinaciones sucesivas hasta el cierre del cultivo.

El haber tenido un invierno seco favoreció que se demore la germinación de especies anuales y que las perennes vean limitado su crecimiento por el stress hídrico. Sin embargo, con el inicio y generalización de las lluvias ya se pueden encontrar en los lotes la emergencia de semillas de las especies más típicas de granos y citrus como echinochloa, urochloa, amaranthus, commelina, chloris, etc. En tanto que los rebrotes de perennes como pasto ruso, borrerias, commelina, o chloris, ya están activos desde hace semanas, pero ahora empezaron a acelerar su desarrollo. En el caso de caña, las primeras son el tupulo, la grama y el pasto ruso.

Elección de los herbicidas adecuados

Este es un aspecto fundamental a la hora de definir los manejos, ya que se deben buscar herbicidas que sean efectivos para las diferentes especies dominantes en cada lote. En lotes muy problemáticos, normalmente será necesaria la combinación de 2 o más activos herbicidas, que tengan efecto tanto sobre malezas de hoja ancha como sobre gramíneas. Y por otro lado, será necesario planificar la sucesión de herramientas que se utilizaran a lo largo de la para ir controlando las diferentes especies y sus camadas, para evitar repetir herbicidas del mismo modo de acción.

Además del elegir un producto efectivo para la maleza, es crítico realizar su aplicación en el momento recomendado en el marbete, ya que como se indicó anteriormente, existen momentos de mayor susceptibilidad de las plantas. En este sentido, aún el mejor herbicida puede ser inútil si es aplicado en malezas que se encuentra fuera de ese estadío. Consideremos además que en la situación actual, deben optimizarse aún más las dosis, y la mejor forma de hacerlo es garantizando la actividad del herbicida al aplicarlo en la condición ideal para su desempeño.

Ante la escasez de alternativas, será bueno priorizar aquellos modos de acción y activos de amplio espectro que provean tanto un efecto post-emergente sobre maleza nacida, como una actividad residual que permita mantener los lotes libres de emergencias por el mayor tiempo posible. Es importante recordar que, si se busca posicionar un residual en el suelo, no debe haber más de un 30% de materia verde en el lote. Típicamente, la cobertura verde evita que el residual pueda distribuirse uniformemente y además se corre el riesgo que una proporción importante del mismo se metabolizado por la maleza nacida, aun cuando este no tenga actividad herbicida sobre la misma.

Otro aspecto importante es evitar la realización de mezclas de herbicidas que puedan ser antagónicas, es decir que disminuyan la efectividad de uno o ambos componentes de la mezcla. Si hablamos de optimizar el funcionamiento de cada activo, deberá considerarse en ciertos casos la necesidad de realizar aplicaciones separadas de aquellos productos que son afectados por su combinación. Los ejemplos más típicos son las mezclas de 2,4-D con graminicidas, graminicidas con herbicidas ALS, o glifosato con quemantes como el paraquat. Por el contrario, existen mezclas que se denominan “sinérgicas”, las cuales se caracterizan por tener mayor efecto que la sumatoria de los activos individuales, lo que es un aspecto deseado para optimizar el uso de ciertos activos. Entre estas podemos citar la combinación de paraquat con triazinas,glufosinatode amonio con herbicidas PPO y también con triazinas, o los inhibidores de la síntesis de carotenoides en mezcla con triazinas.

Condiciones y tecnología de aplicación

Una vez que se generalizan las lluvias, ya es posible realizar las aplicaciones de herbicidas tanto post-emergentes como residuales sin tener que preocuparnos por la falta de humedad o el stress de las malezas. De todas formas es importante corroborar que las condiciones puntuales al momento del trabajo del mosquito estén dentro de lo aceptable para las pulverizaciones (humedad relativa mayor a 55%, temperaturas que no superen los 30ºC, velocidades de viento inferiores a 10 km/h, ausencia de inversión térmica, en términos generales).

Además de tener la maquinaria en la mejor condición posible (bombas, manómetros, cañerías y boquillas en condiciones adecuadas), es fundamental realizar una calibración y evaluación de la distribución y tamaño de las gotas en las condiciones de la aplicación. Esto asegurará que una mayor proporción del activo herbicida llegue al destino y pueda ser absorbido por la planta o incorporado al suelo para garantizar su actividad.Siempre será bueno corroborar la calidad de las aplicaciones mediante el uso de tarjetas hidrosensibles, las cuales nos brindan valiosa información sobre la distribución del caldo en el lote. A través de las mismas podremos estimar la distribución de tamaño de las gotas, el número de impactos por cm2, el volumen aplicado, así como la eficiencia final de la aplicación.

Otro aspecto de gran importancia es optimizar el agua de pulverización, ya que este será el vehículo que asegurará la llegada del activo herbicida al objetivo. En esto, tiene particular relevancia en el tipo de agua que se utilice para las aplicaciones de glifosato y la mayoría de los herbicidas, ya que los mismos son típicamente ácidos débiles que pueden interactuar con los cationes de agua. Por ello, es importante conocer las características físico-químicas del agua de pulverización, y si existe un exceso de dureza o desviación del pH normal, será necesaria la corrección de la misma. Existen numerosas herramientas para ello, siendo una de más comunes el uso de sulfato de amonio para contrarrestar la dureza y evitar así la inactivación del glifosato y otras moléculas polares (graminicidas, 2,4-D, etc.), así como para facilitar el ingreso y movimiento de las moléculas herbicidas dentro de la planta. Además existe una diversidad de productos para asegurar la dispersión de las gotas, evitar la evaporación y potenciar la absorción de los activos en la pulverización.

Al momento de la preparación de los caldos de pulverización, debe tenerse en cuenta otro aspecto muy importante, la compatibilidad física y química de los productos. Para ello es fundamental revisar si el marbete de cada producto advierte sobre posibles incompatibilidades. Además, existen pautas para el orden en que se deben ir incorporando las diferentes formulaciones dentro del tanque (Tabla 1). En general, es recomendable hacer una prueba de compatibilidad a escala, utilizando un recipiente transparente que nos permita ver si los productos, colocados a la proporción prevista para la tancada, no presentan separación de fases o precipitados.

Tabla 1. Orden recomendado de carga en el tanque de diferentes tipos de formulaciones de fitosanitarios.

Orden TIPO DE FORMULACIÓN
Secuestrantes de cationes, Correctores de pH
Bolsas hidrosolubles (disolver completamente)
Polvos mojables (WP) (pre-diluir)
Granulados dispensables (WG)
Granulados solubles (SG)
Dispersiones oleosas (OD)
Suspensiones concentradas (SC)
Formulaciones (ZC)
Suspensiones de encapsulados (CS)
10º Suspo-emulsiones (SE)
11º Emulsiones de aceite en agua (EW)
12º Concentrados emulsionables (EC)
13º Concentrados solubles (SL)
14º Adyuvantes, aceites / surfactantes
15º Micro nutrientes / fertilizantes foliares

Una vez preparado el caldo, y después de haber incorporado el agua de lavado de los envases al tanque de la pulverizadora,es importante realizar la inutilización y disposición final de los envases vacíos de fitosanitarios de acuerdo a lo reglamentado por la ley Nº27279 (Ley de presupuestos mínimos de protección ambiental para la gestión de los envases vacíos de fitosanitarios), que dispone que el productor o aplicador deben realizar el triple lavado o lavado a presión de los envases con agua limpia. Esto debe hacerse en el mismo momento que se realiza la carga de la pulverizadora, para luego depositar dichos envases inutilizados en un lugar seguro para acopiarlos y trasladarlos a los centros de acopios(CAT). Nuestra provincia cuenta con dos Centros de acopios registrados, uno en Juan B. Alberdi y otro en La Virginia, donde los productores pueden transportar sus envases vacíos.

Evaluación de las aplicaciones

Luego de cada aplicación, es importante continuar con los monitoreos, tanto para corroborar la efectividad de la aplicación realizada, como para identificar posibles nuevas emergencias. Algo muy importante que debe tenerse en cuenta es que para especies como Borreria, atacos y algunas gramíneas, los lotes no deben presentar rebrotes al momento de la siembra, ya que los mismos son de muy difícil manejo una vez que el cultivo se ha establecido. Además, la presencia de los mismos puede limitar la emergencia, aspecto muy crítico sobre todo en el cultivo de maíz.

Para informarse más en detalle sobre cualquiera de los aspectos descriptos anteriormente, los interesados pueden comunicarse con la Sección Manejo de Malezas de la EEAOC a través de su mail malezas@eeaoc.org.ar, o al teléfono 0381-4521058.