La calidad de los suelos no es eterna: se debe mantener su fertilidad

La Eeaoc analizó el terreno en diversas zonas cañeras de la provincia y cuenta qué elementos requiere cada área.

Para mantener la fertilidad de los suelos cañeros es necesario atender una serie de consideraciones tendientes, primero, a analizar el estado actual de estos y, después, a cuidarlo. Así lo señalaron los técnicos de la sección Suelo y Nutrición de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) Esteban ArroyoJuan Romero y Agustín Sanzano.

La mayoría de los suelos cultivados con caña en Tucumán pertenece al orden Molisoles, que se caracteriza por su alta productividad. En más de 100 años, el cultivo de caña fue mejorando notablemente los rendimientos culturales (tn/ha), fruto del trabajo de los productores y del constante apoyo de los técnicos e investigadores, que permitió la incorporación de variedades más productivas, de semilla de alta calidad, y de consejos sobre fertilización y manejo de suelos, manejo de malezas y plagas, y rotaciones, entre otras.

“En comparación con otras zonas productivas en el mundo, la riqueza o calidad de nuestros suelos nos permitió durante todos estos años producir caña sin necesidad de aportar otros nutriente que nitrógeno en prácticamente toda el área cañera provincial”, dijeron.

Sin embargo, precisaron que este “subsidio” no es ilimitado. “Cientos o miles de millones de toneladas de caña producidas y cosechadas de nuestros campos a lo largo de todos estos años implican extracciones de millones de kilos de nutrientes que, inevitablemente, van disminuyendo las reservas. Tal efecto se evidencia en la respuesta cada vez más acentuada y generalizada al agregado no sólo de nitrógeno, sino también de otros nutrientes”, afirmaron.

Materia orgánica

Uno de los principales indicadores de la fertilidad de un suelo es su contenido de materia orgánica (MO). En trabajos realizados por la sección Suelos y Nutrición Vegetal de la Eeaoc en más de 2.500 lotes cañeros de la provincia se diagnosticó que el 69% presentó contenidos considerados bajos; un 27%, moderados, y sólo un 4% fue considerados de alta fertilidad. “Debido a ello, resulta necesario un manejo sustentable de los suelos, si queremos mantener la capacidad productiva de estos”, dijeron.

Añadieron que resulta imprescindible hacer el relevamiento de las condiciones actuales de fertilidad de los suelos cañeros de Tucumán, para detectar zonas con limitaciones de nutrientes y para ajustar recomendaciones que permitan optimizar la disponibilidad y absorción de nutrientes. Contaron que se detectaron sectores con bajo contenido de fósforo en el este de Tucumán; principalmente en los departamentos de Cruz Alta y de Burruyacú. “Esto queda visibilizado en el mapa de disponibilidad de fósforo (P) para los suelos cañeros elaborado por la sección. En este se pueden visualizar 10.000 ha con niveles de P del suelo que limitarían la producción de caña, el agregado de este nutriente aseguraría un aumento en la producción. Además se señalan alrededor de 44.000 ha con valores de fósforo de medios a bajos, en los cuales al añadir este elemento probablemente se genere respuesta positiva en los rindes cañeros”, señalaron.

Agregaron que en los ensayos experimentales realizados en zonas deficientes en fósforo, en las cuales se adicionó este elemento, además del nitrógeno, aumentó la producción en niveles muy marcados -superiores a un 20%-.

Ensayos positivos

“En sectores del pedemonte del departamento Monteros se detectaron suelos con bajos contenidos de calcio, de magnesio y de potasio. Allí se establecieron ensayos, con resultados preliminares que indicarían respuesta positiva por parte del cultivo a la fertilización con estos macronutrientes”, explicaron. Y agregaron que en aquellos suelos de textura gruesa de la zona central (Monteros, Chicligasta y Simoca), que tienen bajo contenido de materia orgánica, la incorporación de los residuos de la cosecha o de los de la industria, mediante cachaza o compost, mejoraría las condiciones físicos-químicas en estos terrenos.

“El correcto muestreo y análisis de suelos nos permite conocer la fertilidad actual de nuestro lote, y nos proporciona información básica para tomar decisiones. Hoy deberíamos pensar en una fertilización balanceada, teniendo en cuenta más de un nutriente, para buscar efectos sinérgicos; entre ellos, en la productividad de nuestros cañaverales”, sugirieron Arroyo, Romero y Sanzano.

Análisis

Contaron que entre los servicios que presta el laboratorio para la producción agrícola del NOA está el análisis de suelo. Se trata de una herramienta práctica y económica, que permite valorar la fertilidad de los lotes, la disponibilidad de los nutrientes y otras características físicas y/o químicas -textura, materia orgánica, salinidad, carbonatos, pH, etcétera-, datos básicos a la hora de decidir la fuente y la dosis de fertilización o enmiendas necesarias.

“Los niveles productivos que lleguemos a alcanzar en el mediano plazo dependen en gran medida de la salud de nuestros suelos. Si bien las situaciones económicas son fluctuantes en el sector y muchas veces impiden pensar más allá de lo inmediato, no debemos perder de vista el mediano y largo plazo, dado que la riqueza que está bajo nuestros pies es la clave para las futuras producciones”, finalizaron los técnicos.