Gramíneas tolerantes aparecieron por el exceso de lluvias

Los barbechos debieron hacerse temprano.

El licenciado Sebastián Sabaté, jefe de la Sección Manejo de Malezas, presentó un resumen de la situación de las malezas en granos durante la campaña 2018-2019.

La presente campaña de granos fue particular desde el punto de vista de la dinámica de lluvias. Las precipitaciones comenzaron temprano en octubre (algunas a fines de septiembre) y se sostuvieron con bastante regularidad durante todo el ciclo de los cultivos de soja y maíz. Esto adelantó la emergencia de gramíneas resistentes y tolerantes, por lo que fue necesario iniciar los barbechos de manera temprana. Lo positivo fue que los controles, en general, fueron muy buenos gracias a las condiciones ambientales favorables para la aplicación, algo excepcional para los meses de octubre y noviembre. Ciertos casos de escapes se dieron en situaciones donde se dejó crecer las gramíneas más allá de 2 a 3 “macollos”, o en campos donde los “atacos” fueron desatendidos hasta el momento de la siembra. A ese respecto, se observó la importancia que tienen los cultivos de invierno y/o de cobertura, en regular la presión de malezas principalmente en las primeras camadas.

Las lluvias regulares también facilitaron la incorporación de los herbicidas en el suelo, cuando el productor decidió utilizar la estrategia de aplicación temprana de residuales, para llegar con lotes más limpios a la siembra. Esto es importante en lotes con alta infestación de “gramíneas” y “atacos resistentes”. Al inicio de la siembra se registraron algunos casos de toxicidad sobre soja, ya sea por salpicaduras o por movimiento de algunos herbicidas PPO hacia el nivel de raíces en soja.

Las malezas perennes tolerantes”, como las “borrerias”, generaron inconvenientes, ya que tempranamente lograron importantes desarrollos. En estos casos, el uso de quemantes en mezcla con residuales favoreció su control. En ensayos de esta campaña se observaron buenos controles con el herbicida glufosinato de amonio (particularmente en mezcla con prometrina), así como con la incorporación al barbecho de flumioxazin y piroxasulfone. En todos los casos se observaron algunos rebrotes luego de los 20 días, por lo que el establecimiento adecuado del cultivo y su competencia fue de gran importancia. Este año fue posible dicha competencia, en las zonas donde se adelantaron las fechas de siembras gracias a las buenas condiciones hídricas.

La principal situación desfavorable fue la ocurrencia de algunas lluvias torrenciales, que produjeron el lavado de herbicidas residuales y pérdida de cobertura en algunos lotes, particularmente en el departamento Burruyacu. Esto obligó al replanteo de estrategias y al uso de post-emergentes para enmendar fallas de control. Otra consecuencia de esto será el arrastre de semillas de malezas con el agua, lo que llevará seguramente a la infestación de nuevos lotes en la próxima campaña. Por ello, el productor deberá estar atento para el manejo preventivo de lotes que se hayan sido inundados.

Finalmente, se recibieron numerosas consultas por fitotoxicidad de herbicidas en maíz. Esto fue quizás por el crecimiento del área sembrada y porque hubo condiciones predisponentes para que el cultivo se vea limitado en la capacidad de detoxificar ciertos herbicidas como los HPPD. Estos son, en general, rápidamente metabolizados en condiciones normales, pero si se prolongan períodos de alta humedad, poca insolación y bajas temperatura, la tasa de metabolismo se reduce y los mismos herbicidas pueden producir daño al cultivo, principalmente “clorosis”. También se debe tener el recaudo de no superponer el uso de estos herbicidas en una misma campaña, ya que su acumulación en el suelo también puede producir daños en el cultivo posterior.

(Fuente: EEOAC, Publicado en La Gaceta)