“La idea de este seminario fue analizar cuáles son las principales innovaciones que se están incorporando y las próximas a incorporar, por lo que orientamos esta segunda sesión a la temática del agregado de valor en la caña de azúcar” explicó Dora Paz, la coordinadora del segundo bloque del Seminario de Innovación y Valor Agregado en el Sector Azucarero del Mercosur que organizó la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc)
Definió innovación como el proceso basado en el conocimiento, que busca dar respuestas a problemas, carencias u oportunidades para el mejoramiento del sistema. Durante la exposición presentó el contexto mundial, que apuesta a una mayor productividad, siempre asociada al cuidado del ambiente, en lo que se conoce como economía circular. “Este último término se refiere a mantener el valor de los productos, materiales y recursos en la economía el mayor
tiempo posible”, dijo Paz. Destacó la importancia de la producción de azúcar orgánica en Paraguay y del mercado de este producto para Paraguay, para la Argentina y para Brasil. “Se trata de un cultivo con sostenibilidad social y ambiental, alta demanda del mercado internacional, con productores certificados en el programa orgánico, con certificaciones sociales internacionales de comercio justo que le permiten ingresar a los mejores mercados del mundo”, puntualizó.
En cuanto al bioetanol, dijo que Brasil es el segundo mayor productor del mundo. “Se destaca la sostenibilidad de los biocombustibles, hoy la certificación de azúcar es la demanda de grandes consumidores”, indicó.
Por otra parte, presentó también el proyecto Renvabio, la política energética para biocombustibles en Brasil, que apunta a bajar las emisiones de gases de efecto invernadero. En este marco, se realizan evaluaciones de huellas de
carbono. Se destacó la norma ISO 13065, que fija el criterio de sostenibilidad para la bioenergía -impactos hídricos, emisión de gases, impactos sociales y económicos-.
En cuanto a la vinaza, se destacó el valor energético de la vinaza, aclarando que el valor agrícola es superior al valor energético.
“Los sistemas de manejo de vinaza más difundidos en América latina son la aplicación liquida por riego (Brasil), evaporación más aplicación liquida, evaporación más cocompostaje con cachaza, la metanización y posterior
evaporación de vinaza metanizada”, dijo.
Finalmente, se destacó que la metanización tiene retorno económico positivo, permite generar la energía requerida -en forma de biogas-, tanto para evaporación como para secado de la vinaza metanizada. En la Argentina se mencionaron las expectativas de la nueva ley bioetanol: inversiones industriales, incremento de la superficie agrícola en caña de azúcar -ejemplo 28% en Tucumán-; 30% de los ingresos brutos del sector, clave para sostener la estructura del empleo; contribución al cumplimento del Acuerdo de París; mantenimiento de las condiciones actuales del sector – corte de un 12% de etanol-; posibilidades de aumentar el corte de bioetanol en naftas; oportunidades de mejorar los resultados de la balanza comercial del país con el incremento de producción.
Se mencionó que las tecnologías de azúcar, alcohol y energía eléctrica son
tecnologías maduras y eficientes. Mostró el bajo aprovechamiento (30%) de la energía primaria de la caña, lo que se debe en parte al empleo de calderas bagaceras antiguas de baja presión de vapor, y al bajo aprovechamiento energético del bagazo, y de otros materiales como cachaza, residuo agrícola de cosecha (RAC) y vinaza.
Los bioproductos químicos reducen la oferta de azúcar para consumo directo, disminuyendo los riesgos de negocios que dependen solo de uno o dos productos globales. Se señaló que se requieren políticas públicas para la valorización de los bioproductos y la reducción de los riesgos del negocio.
“La caña de azúcar es un regalo de la naturaleza por la alta potencialidad de sus múltiples productos derivados”, señaló